miércoles, 15 de mayo de 2013

Lo bizarro, el delito y el pecado. Polisemia y reformulacion


Una amiga y yo comenzamos a delirar a partir de una publicación suya de la foto que sigue a este introito, compartida en realidad de la fanpage de Facebook "No eres tú, es tu léxico" (http://www.facebook.com/pages/No-eres-tú-es-tu-léxico). Rompimos un poco con el delirio y hablamos otro poco en serio. Si alguien lee esto, podría opinar no? Pero bueno, cómo poca gente visita mi blog, quizá por la falta de actualización, propagandistica o interés en las publicaciones, wereva, quedará más como un registro que otra cosa.


 ***


DRAE: http://lema.rae.es/drae/?val=bizarro
bizarro -rra. En español significa ‘valiente, esforzado’: «Llega el capitán Andrés Cuevas, un bizarro combatiente al mando de un pelotón» (Matos Noche [Cuba 2002]); y ‘lucido, airoso’: «Vuestra juventud reverdecerá más bizarra y galana que nunca» (Luján Espejos [Esp. 1991]). Debe evitarse su empleo con el sentido de ‘raro o extravagante’, calco semántico censurable del francés o del inglés bizarre: «Es un nombre bizarro.No cuando se ha nacido en Sídney y se es australiana» (Leyva Piñata [Méx. 1984]). Tampoco debe emplearse bizarría con el sentido de ‘rareza o extravagancia’. [Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE]




 ZR "llena de orgullo y bizarría la cima de los Andes escaló turuturún"
 ZR Aunque sería bizarro decirle a un grupo de, pongamos por caso, la cámpora, que la presi desborda bizarría (?
Extraña Dama Jajajaja es tan bizarra esta palabra.
 ZR igual, la mejor parte de la canción es cuando dice: "turuturún"
Extraña Dama Es cierto, esta en esa canción. Lo que hace la alienación, que uno nio cuenta se da que habla tan bien cuando repite, pero cuando dice cosas singulares la caga.
 ZR cuando habla, uno siempre la caga
Extraña Dama El ser hablante es un ser bizarro, entonces.
Extraña Dama Cuánta valentía se requiere para cagarla constantemente pero con la frente en alto, como la bandera, orgullosos y bizarros es la ley.
 ZR puede pensarse que el ser sea en realidad silencio, y el habla una revolución (? Hablando de ley, recién hoy me di cuenta que la Ley no es otra cosa sino una religión revestida y que la falta ya no es pecado sino delito (?
Extraña Dama Es otra cosa, porque el fundamento cambia desde el Uno, hacia Todos. La responsabilidad y la finalidad última de los sistemas legales, producen condiciones para la emergencia de estas revoluciones subjetivantes. En algun punto La Ley negativiza el positivismo Religioso de los terminos.
Extraña Dama La falta siempre es pecado. Somos, aún, muñequitos formados en la culpa. Quizá vengan generaciones más delincuentes que culpables.
 ZR los generaliza. Si por matar te ibas al infierno, ahora te vas a la carcel (en el mejor de los casos) un par de años. El capital(?) o el mercado le pone precio a la falta con una pena X cuando antes no se, te prendían fuego (?
Extraña Dama Ehh pero de la hoguera a la fianza hay un salto enorme. Como ese que dijo Freud una vez, de algun loco que en vez de agarrarse a trompadas con otro le dijo un rosario de insultos. Es el salto de la cultura.
 ZR Ah la culpa es otra cosa, la culpa no se pena, la pena no es penada legalmente. Se toma algo como delito, del mismo modo que se toma algo como pecado. Matar una vaca no es delito, salvo que estes en la India, o que esa vaca sea de la propiedad de otro. "Todo lo que es delito podría no serlo". Lo dijo un prf ayer (el mérito no es mio)
Extraña Dama Traje a acotacion la culpa, porque la moral cristian sigue siendo el modelo hegemonico de la educacion informal. Nos crian con culpas, así todo se siente como pecado, el pecado trasciende al delito porque te implica de un modo totalizador. Se puede cometer un delito sin sentirte culpable, porque el delito lo delimitan las normas sociales. Pero con la incorporacion de la legalidad al psiquismo, se vivencia todo como culpable. Y ya lo dibujo dante, el infierno no es un despues, es un durante. (versito)
 ZR si, obviamente es un salto cultural, pero habría que ver en qué terminos se lee esa "cultura". A lo que me refiero es que el cambio de la religion a la ley es evidencia de ese cambio en las relaciones de poder. La religión sigue y seguirá supongo, siendo un "mandamiento" que se maneja por la culpa (por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa"... de vivir? de respirar? de cruzar un semaforo en rojo? de desear la mujer de mi prójimo?) la ley no usa la culpa sino que le pone un precio a un acto que determina como delictivo
 ZR pero en definitiva, de lo que cai en cuenta fue que el delito y el pecado son las maneras que tiene y tuvo la sociedad para desechar (? a los "malos". Los pensaba distintos, eso.
 ZR ahora, deben tener alguna relacion con el sentido usual de bizarro tanto la ley y el pecado, porque sino, cómo llegamos acá?
Extraña Dama Adhiero a tu bizarra formulacion. Son distintos, ocupan el mismo lugar funcional.
Extraña Dama Jajajaja llegamos por la bizarria(valentia) de tratar temas bizarros(Esplendidos) en ambientes poco bizarros (genrosos). (?)
 ZR buenaaaaa!!!
 ZR ese es el quid de la vida. Lo bizarro
 ZR ser bizarro(valiente), tener una vida bizarra(esplendida) ser bizarro con la gente que nos trata con bizarria (generosidad)
Extraña Dama Estupida y sensual palabra. Es tan bizarra (generosa} en su polisemia.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Sapucai Correntino

Lo que sigue es un cuento que escribí para un concurso. Espero guste:
Mientras Susana me cebaba mates, yo pensaba. Ese coso lleno de agua y palitos flotando estaba lejos de lo que yo conocía como mates, pero en ese momento no importaba. Estaba como el estúpido que mira a la gente mojarse del otro lado de la ventana del bar mientras llueve, y sonríe.
“Papá había muerto”, me decía a mí mismo, a la vez  que llevaba a mi boca un pedacito de torta de limón. Hacía unas horas  sus ojos brillaban más de lo normal, parecían de vidrio. Del mismo vidrio mojado ese, del bar. Y deliraba, quizá por la morfina que recorría su cuerpo encadenado por vías, plásticos y agujas. “¿Por qué somos tan pobres?” le decía a mi vieja. “Vamos a Gilbert, si es acá nomás”, mientras la miraba con los ojos como fijos, incrustados en los pozos de su cráneo. Estaba enfermo. Cáncer tenía el viejo. “Y vos, seguí fumando nomas”, me había dicho una noche, cuando volví a la habitación del hospital y tras de mí, el hedor del tabaco inundó el cuarto.
Hacía ya un par de horas lo habíamos enterrado. Realmente, si soy sincero, no lo enterramos. Lo metimos (yo llevaba el cajón, como queriendo retenerlo. O tal vez guardarlo para siempre y olvidar. O acostumbrarme a su ausencia, que en estos casos es casi lo mismo) en un hueco en la pared. Tierra no había. Cuestión es que dejamos ese cuerpo consumido que una vez había sido mi viejo, en un nicho, sin tierra. Pero decimos que lo enterramos, por costumbre supongo.
Pensaba en sus manos, todavía pienso. Siempre las había tenido finas, huesudas, como de palo. Pensaba en su voz, que ya no me acuerdo. El viejo murió a las siete de la mañana, en Buenos Aires.  Estaba en terapia intensiva, lo habían llevado la noche anterior y yo había decidido no verlo otra vez así (ya tenía la imagen de la primera vez que estuvo allí), sino ir cuando hubiera salido. Mi vieja fue a reconocer el cuerpo a la morgue del hospital. ¿Qué había que reconocer? ¿Tendría ella que llamarlo a ver si respondía? ¿Por qué reafirmar la muerte de esa manera? Esa burocrática manera que tenemos de ver las cosas, de no dejarlas ir libremente. Hay que reconocer el cuerpo. Hay que velarlo. Hay que enterrarlo. Hay que llorarlo, y llorarlo bien, para demostrar que lo querías. Esa forma extraña a la que todos recurren: Llorar a un muerto durante horas, exponerlo ante todos y juntarse alrededor del cuerpo, ya frio, a dolerse uno desconsoladamente. ¿Para qué?
Cada uno de los que llegaban a la funeraria traía tras de sí un disfraz de tristeza. Ojo, muchos estaban tristes de verdad. Nadie se disfraza de nada cuando muere un ser querido, al menos eso quiero creer. Pero mucha gente asiste a la “ceremonia” por obligación, es verdad. Y sostengo que esos son los que vienen como en una procesión, más aun en pueblos chicos donde la voz se corre tan rápido… tan rápido que ni siquiera habíamos llegado nosotros de la odisea mortecina con el cuerpo, y ya había gente reunida en el lugar donde se llevaría a cabo el velorio. Esa gente que va porque conoce al muerto o a alguno de los parientes. Que cuando pasan por la puerta buscan a la viuda, a alguno de los hijos, o los hermanos y arrastran desde el piso, una pregunta un poco rara. “¿A qué hora fue?”. ¿Qué importa a qué hora una persona dejo de respirar? ¿Qué inquietud existencial puede resolver la respuesta? Nadie lo sabe, sin embargo lo preguntan. Y uno contesta “siete menos cuarto de la mañana”. Cómo si todos estuvieran apurados para que termine; o para medir en tiempo cuánto debe uno quedarse, con su disfraz en la espalda, llorando o hablando de lo bueno que era el muerto. Pero es así, como si alrededor del cuerpo, la presencia de la muerte congelara la razón y le diera a la hora fatal un sentido. Se crea alrededor del féretro un aura ritual, casi imperceptible. Sin embargo, ahí está la parca personificada, dando la nota mientras todos los vivos miramos, cómo si algo fuera a ocurrir.
Mientras la torta se deshacía en mi boca yo recordaba, tratando de que no se me cayeran las lágrimas. Ya había pasado un día desde que hubiéramos llevado el cuerpo de mi viejo desde Buenos Aires a Entre Ríos, fuimos de mañana y hacía frío (nada que ver al clima de la tarde, en la casa de Susana hacía calor. Pero a la mañana había hecho frío). Estábamos esperando al cura, que viniera a dar la misa, para poder ir a “enterrar” el cuerpo.
Los parientes habían llegado todos, los de la familia de mi vieja, y eran muchos. De parte de papá, sus únicos parientes, no habían podido ir o no habrán querido, no lo sé. Pero la sala estaba llena, muchos todavía lloraban. Paró un auto y salió el cura. Biblia bajo el brazo y gorra al estilo Sherlock en la cabeza.  Atravesó el cura la puerta y el gentío se abrió. El párroco terminó su recorrido en una salita pequeña, contigua a aquella donde estábamos todos y pasados unos minutos, volvió a aparecer. Con el traje característico y la cara que tiene uno cuando va a decir adiós, pero no lo siente.
En voz baja, muy baja, comenzó la misa. Tal vez para no despertar al muerto, o no asustar más a los vivos. Toda la gente estaba de pie. “Parecen estatuitas de cera, ¿no?”, me había dicho Marisa, “mirá, todos tienen las manos a la altura del bajo vientre”. Yo no me había percatado, pero era verdad. Recordaba que todos, incluso yo, estábamos en casi la misma posición: de pie, las manos entrelazadas a la altura del ombligo, un poco más abajo (¿dónde judas perdió el poncho?), quietitos todos escuchando la Palabra, o el palabrerío del cura. Reparé en mi celular; el sonido estaba activado, así que puse el aparato en vibrador, y advertí a Mari que hiciera lo mismo. El silencio era absoluto, tanto que parecía atravesarte; solo se escuchaban los susurros del cura. No recuerdo qué estaba diciendo, pero la gente comenzó a repetir algo al unísono. Terminado el rezo coral, el silencio se adueñó otra vez del ambiente, del cura, el muerto y las estatuas.
Ya la misa estaba por terminar, solo el cura hablaba. Yo creía que iba a caer dormido, estaba muerto del sueño. Y ese momento un grito estremecedor salió de alguien de los de adelante; hasta la parca misma trastabilló del susto. Un hombre grandote atravesó la sala en dirección a la salida, mientras sostenía un celular en su mano tratando de apagar el tremendo sapucay que salía del teléfono. No había alcanzado a llegar a la puerta cuando después de más o menos cincuenta segundos de grito, empezó a sonar un acordeón entonando estridente los acordes de algún chamamé. El gordo alcanzó la salida, cerró la puerta y ya del otro lado emitió avergonzado “¡teléfono de mierda, la puta que te parió!”… Y una carcajada apagada surcó, de lado a lado, la sala velatoria.
Reí un poco, con el pedacito de torta todavía en la boca. Susana me miró y sonrió  también. “Te acordaste del sapucay, ¿no?”

viernes, 1 de junio de 2012

hablar con uno no es productivo

Estoy fumando rápido. Demasiado.
Ya no controlo mi ansiedad -¿alguna vez la controlaste?- Bueehh... dejala ahí.
Todo tiene que estar en Stand By - ¿me? o ¿you?- Cualquiera!, los dos son temas recontra copados. -Si, copados para cortarse las venas-
Bueno, estoy en bolas. ¿Qué queres que haga?... Claro, para vos todo es más fácil. Si el único que se acurruca en el costadito vacío de la cama después soy yo.
Sabes qué? - ¿qué. ahora qué?
Vos también te podes ir a la mierda...

sábado, 26 de mayo de 2012

Sobre el mar



Desanudaste mi deseo acariciando un momento de mi alma en plena oscuridad.
Prendiste velas por cada ausencia que no logré olvidar.
Le dimos paso a la incertidumbre.
El tiempo se quedó mirando siempre por detrás.
Fuiste un gran mago del espejismo.
Ya no soy yo, ahora eres tú.
Pusiste el nombre, le diste un orden
a todas esas voces que acosaron mi razón.
Te derramaste en mi desierto y me sacié de ti.

Pero déjalo volar, déjalo marchar.
El halcón que vive en mi cabeza sigue atado a ti.
Déjalo volar, déjalo marchar.
Corta la cadena que lo hata a ti.

Déjalo volar, déjalo marchar.
El halcón que vive en mi cabeza sigue atado a ti.
Déjalo volar, déjalo marchar.
Y deja que se canse sobre el mar.

Desanudaste mi deseo acariciando un momento de mi alma en plena oscuridad.
Prendiste velas por cada ausencia que no logré olvidar.
Le dimos paso a la incertidumbre.
El tiempo se quedó mirando siempre por detrás.
Fuiste un gran mago del espejismo.
Ya no soy yo, ahora eres tú.

Pero déjalo volar, déjalo marchar.
El halcón que vive en mi cabeza sigue atado a ti.
Déjalo volar, déjalo marchar.
Corta la cadena que lo hata a ti.

Déjalo volar, déjalo marchar.
El halcón que vive en mi cabeza sigue atado a ti.
Déjalo volar, déjalo marchar.
Y corta la cadena que lo hata a ti.

Déjalo volar, déjalo marchar.
El halcón que vive en mi cabeza sigue atado a ti.
Déjalo volar, déjalo marchar.
Y deja que se canse sobre el mar.

martes, 22 de mayo de 2012

domingo, 29 de abril de 2012

true

creo en el espacio sincero de tu cuerpo y el mio

Ganas de inmovilizar 
tu piel debajo de 
mi

jueves, 26 de abril de 2012

como si

Odio que hagas de mí
un silencio de cemento

y si partiera yo en un barco de nieve?

ODIO QUE HAGAS como si ESTUVIERA MUERTO